NOTAS

INTRODUCCIÓN

    Este análisis sobre el mantenimiento y desarrollo de la lengua catalana en la actualidad parte del análisis que hicimos en 1970 sobre la Conservación de la lengua catalana entre los trabajadores durante la dictadura franquista, ensayo presente en esta página Web en el dominio “Catálogo”. En este estudio esbozaré los mecanismos, siguiendo los esquemas enunciados en el citado análisis de 1970 de la época franquista, que me parecen pertinentes para la época actual e intentaré, añadiendo los esquemas apropiados a los elementos actuales, exponer una hipótesis interpretativa de las tendencias en el mantenimiento y desarrollo de la lengua catalana actual.

    La percepción común o popular del crecimiento de una lengua viene mediatizada por los cánones actuales de prestigio y estatus. Así, por ejemplo, se considera que en la comunicación internacional el inglés es más importante que el chino, o el ruso, o el francés o el español, como lengua científica el inglés es más importante que el alemán o el ruso o el japonés, el crecimiento y extensión del inglés es superior al español o el chino. Respecto al inglés podríamos añadir otras percepciones que la opinión pública admite pero es fácil observar que, por lo menos, son dudosas y en todo caso no necesarias o engañosas para medir el mantenimiento de una lengua como el catalán. Decididamente hay que crear un conjunto de herramientas para medir adecuadamente la dinámica de la lengua catalana.

    Se considera que el mantenimiento o el retroceso de la lengua catalana ha dependido de ciertas capas sociales, en cada situación histórica decisivas, protagonistas, depositarias del uso de la lengua. Este aserto nos aconseja examinar someramente el recorrido de la lengua vehiculada por esas distintas capas sociales desde 1714. En esta dirección de investigación de carácter diacrónico es muy importante considerar que el uso social escrito es relativamente reciente y muy ligado a las capas más favorecidas. Es más cómodo investigar documentalmente pero con la dificultad de que así tendremos la versión de esas capas cultas (e incluso de las clases populares pero bajo su óptica ya que el uso de la lengua era oral para esas clases populares) con la evidencia que para el mantenimiento del catalán el uso oral ha sido decisivo, especialmente cuando hay que reconocer que durante largos periodos la represión ha sido completa sobre el uso escrito. Para cerciorarse de la importancia de la lengua oral en las circunstancias citadas no hay más que admirar la calidad de la poesía en lengua catalana de finales del siglo XIX y cuyas fuentes surgían de la lengua oral del pueblo que supo mantener durante esos dos siglos de plomo la vitalidad de la lengua. El problema, obviamente, es el rastro de esa lengua oral antes de la aparición de los medios de registro sonoro e incluso entonces discriminar las fuentes por su origen popular. Pero aún siendo apasionante el tema y esclarecedor en no pocos elementos para nuestra actualidad nuestro estudio se limita a la época actual desde el fin de la dictadura aunque sigue vigente en este estudio el planteamiento de los diferentes comportamientos lingüísticos según las capas sociales y en consecuencia la función social de los usos oral y escrito.

    Los procesos inmigratorios han sido muy importantes para Catalunya y decisivo para el  mantenimiento y desarrollo de la lengua su adquisición por parte de los inmigrados. Asimismo el mantenimiento de la lengua entre el pueblo de Catalunya es capital, máxime cuando el uso de la lengua se ha visto seriamente amenazado por factores exteriores y agresivos o por factores endógenos por asimilación cultural y/o política de las élites dominantes. Comenzaremos por la inmigración.

    Pero, antes, hay que precisar ciertos conceptos básicos que utilizaré:

I.- El primero es el criterio utilizado para percibir el avance o retroceso en el uso de una lengua. El más básico es el indicador cuantitativo o demográfico pero eso nos lleva a los distintos grados del uso individual de la lengua. Esto se complica por el uso cada vez más extendido del conocimiento y uso de varias lenguas por la persona pero, simplificando, sigue utilizándose la distinción entre el uso oral y el uso escrito, tanto en las variantes de lectura/escritura como familiar/social.

II.- El segundo es el reconocimiento universal o en otros términos su estatuto internacional.

III.-El tercero es su uso de vehículo de las ciencias y artes como expresión inteligible del pensamiento humano. Como indicadores de esta dimensión se utiliza la producción literaria, la investigación filológica, la divulgación científica, la investigación científica originada en el ámbito lingüístico catalán y divulgada en nuestra lengua en igualdad de condiciones, como mínimo, que las otras lenguas.

IV.-El cuarto, importante pero relativo y específico, es su utilización en los medios de comunicación de masas pues no siempre es indicativo de su potencial inercial, entendiendo por ello, que no hay necesariamente una correlación positiva entre el aumento o disminución en los medios de comunicación y el aumento o disminución del uso social de la lengua pues los móviles y mecanismos de los medios de comunicación responden a intereses tangenciales al uso social de la lengua.

La utilización del catalán por los medios de comunicación es un mal indicador: ¿qué duda cabe que la proporción de medios que usa el catalán respecto al castellano no es la proporción de los catalano parlantes respecto a los castellano parlantes en Catalunya?  Lo mismo para el intercambio internacional o empleo científico. ¿Pero es eso indicador del retroceso del catalán? ¿De qué uso del catalán?  

V.- El quinto es el grado de autocomplacencia. En el caso del castellano es notorio el esfuerzo de la administración del Estado español, secundado por las instituciones públicas en el ámbito lingüístico, comenzando por la Real Academia de la Lengua, de magnificar el aparente crecimiento del castellano en el mundo, superior al crecimiento demográfico y mostrar el creciente interés en la población culta mundial, especialmente la intelectualidad y la estudiantil, en aprender el idioma y su entorno literario y normativo, para la ocasión, obviamente, denominado español.

Los dos grandes ejemplos o pruebas que presenta la administración española a la opinión pública poco exigente con el rigor y verosimilitud de tales pruebas son: el avance del español en EUA y la amplitud de la red del Instituto Cervantes en el mundo. En el caso de EUA no hay tal aumento demográfico neto pues se trata de inmigrantes hispanos que son en su segunda generación asimilados al inglés con lo cual es más serio considerar un avance del inglés por la vía de esa asimilación. En el caso del Instituto Cervantes el esfuerzo económico es desproporcionado y dirigido más a dar una buena imagen de la importancia de España en  el mundo utilizando el alibi de la lengua presentándola como universal. Es una copia de la política francófona de mediados del siglo XX con l’Alliance Française. Dicho sea de paso es que el grado de autocomplacencia es de signo opuesto en los dos casos que nos atañen más directamente, el castellano y el catalán. Para el castellano, léase el español, el mensaje lanzado por la administración española es siempre positivo y recibido como tal por la opinión pública española, en cambio es negativo o fatalista el mensaje de la administración catalana respecto a la lengua catalana y su uso social y recibido ambiguamente por la población catalana. Digo ambiguamente porque si bien la administración autonómica busca un efecto reactivo de los catalanes ante la amenaza de retroceso en el uso social, la inmensa mayoría de la población catalana práctica y defiende, notoriamente bien, la Ley de Inmersión Lingüística en la educación al tiempo que no hace del uso social del catalán y del castellano un elemento de conflictividad, bien al contrario, lo percibe y práctica como un elemento de diversidad ciudadana enriquecedora. Situándonos en un nivel negativo de la autocomplacencia en el uso social del catalán solamente podríamos encontrar dos ámbitos donde parece indiscutible que el catalanoparlante tenga predominio: en las aulas de la escuela e instituto y en la propia familia. Luego podríamos encontrar otros ámbitos de segundo nivel: la administración local, el asociacionismo cultural y núcleos urbanos y rurales específicos. Habría que elaborar una pirámide del uso social de la lengua, eso sí, revisable periódicamente. 



La adquisición de la lengua catalana por los inmigrantes desde la transición política y restablecimiento de la democracia.


    Aunque hay que distinguir varios períodos, los mecanismos de adquisición no han  variado en lo básico pero, ¿podemos afirmar que la adquisición de la lengua catalana por los inmigrantes es un factor de integración en la sociedad catalana debida en gran medida a su proletarización como lo fue durante el franquismo?

Inmigración de procedencia sudamericana y de lengua castellana de origen.

    La composición lingüística de la actual inmigración es heterogénea. En los inmigrantes sudamericanos, los más numerosos, se sigue dando el mecanismo de la lengua castellana, lengua de relación común, como transición hacia la lengua catalana de la sociedad a la que se integran pero el estatuto social y oficial del catalán ha variado sustancialmente respecto al periodo de la dictadura. El castellano ya no es usado como uno de los instrumentos de la administración franquista. El problema es saber si solamente con el castellano ya se consigue la integración para estos inmigrantes, tanto desde su propia percepción como la de la sociedad catalana. Es evidente que un elemento importante para su propia percepción es la de su entorno vecinal y profesional que a su vez ésta depende del núcleo poblacional de lo que se desprende la importancia de su situación geográfica dentro del territorio. Esta es una pequeña muestra de las características huidizas y difusas del concepto integración, hecho a medida del a priori del observador. Avanzando por este terreno minado habría que distinguir y es muy importante, entre integración e identidad y no es, evidentemente, una cuestión semántica pues la lengua catalana es un elemento básico de la identidad nacional catalana y el castellano, será muchas cosas, pero no forma parte de la identidad nacional catalana, a pesar de la formalidad de la cooficialidad de las dos lenguas en el Estatut de Catalunya y de algunos teóricos que se esfuerzan en vestir constructos de supranacionalidad. Creo que está fuera de duda que la dimensión identitaria es el factor decisivo en el mantenimiento y desarrollo de la lengua catalana desde el Decreto de Nueva Planta pero, afortunadamente, en la actualidad ya no es el único factor en sostener la necesidad del uso de nuestra lengua pues es evidente que el catalán también es usado por personas y estamentos con nula o escasa característica identitaria catalana aunque, indiscutiblemente, sigue siendo indispensable. Más adelante en el estudio dedicaré la atención a enumerar y analizar algunos otros de esos factores.

    En la democracia actual, sin la dictadura que pretendió hacer de la lengua castellana un elemento más del centralismo franquista, como hemos afirmado más arriba, tenemos que distinguir cuidadosamente entre integración e identidad nacional y más específicamente, dentro del conjunto de diferencias que existen entre esos dos conceptos, el elemento lengua catalana. Hay que insistir en que esta diferencia es esencial para la inmigración sudamericana de habla castellana. No hay que confundir a partir de la semejanza de las circunstancias lingüísticas con la inmigración del resto de España pues las diferencias o referencias identitarias son muy distintas. Ya vimos en el estudio bajo el franquismo que por el hecho de la proletarización de los inmigrantes procedentes del resto de España y dadas las características centralistas de la dictadura la adquisición de la lengua catalana tenía un importante componente motivacional antifranquista al tiempo que era un factor determinante en la integración. Es importante recordar que, según insistíamos en ese estudio, para la adquisición de la lengua como elemento de integración era suficiente con entrar en lo que denominamos la esfera de la lengua, limitada, esencialmente, a la comprensión y uso oral, que era lo propio de la clase obrera catalana pues la integración se realizaba a través de su proletarización. Seguramente, hoy día, la esfera de la lengua tiene que ser más exigente pues la escuela obligatoria ha elevado el grado de suficiencia y lo ha extendido al uso escrito. Más adelante intentaremos detallar la esfera de la lengua necesaria o suficiente actualmente para los inmigrantes sudamericanos y seguramente tendremos que distinguir las generaciones pues ya han transcurrido los años suficientes como para conformar la segunda generación. Eso permitiría conocer y precisar, asunto extraordinario, la transición entre el uso de la lengua oral y la lengua escrita, observable en cohortes poblacionales reales y sucesivas. Siguiendo con el análisis de la integración e identidad, aparte de que ya no existe el franquismo aunque si el centralismo, los inmigrantes sudamericanos poseen una identidad nacional propia y además variada según su país de procedencia y es más que probable que el idioma castellano sea un factor importante de su identidad nacional (todavía lo complicaríamos más teniendo en cuenta las lenguas aborígenes de sus países).

    Lograda la integración, la identificación nacional requiere el uso de la lengua catalana, al menos, respecto a las relaciones sociales. Pero volviendo a la integración el problema es si para estos inmigrantes sudamericanos desde la dimensión de la lengua su integración social en la sociedad catalana se consigue ya con el uso de la lengua castellana. Este es un tema que hoy llamaríamos “líquido” pues el concepto de integración es ambiguo, resbaladizo, mutante y multifacético. Para encarar este tema hay que entrar en la cuestión de las clases o capas sociales. Durante el franquismo y anteriormente la integración de los inmigrantes significaba su proletarización pues éstos provenían de la agricultura, del mundo rural español, ¿para los inmigrantes sudamericanos sucede lo mismo? No podemos afirmar esto categóricamente, lejos de eso. Hay varios factores que desmienten que este mecanismo se produzca actualmente. La industrialización ha retrocedido sensiblemente y los servicios han aumentado. Hay ramos enteros de la producción como la construcción o la restauración en los que es mayoritaria la mano de obra inmigrada con minorías de obreros catalanes. Y actualmente la crisis económica ha modificado estos hechos (más adelante intentaré analizar los cambios provocados por la crisis). La mayoría de inmigrantes sudamericanos provienen de la clase obrera industrial o de servicios y no pocos con calificaciones profesionales medias y altas. No hay proceso de proletarización en estos inmigrantes pues ya son trabajadores de la industria o servicios. No necesitan, socialmente, a los obreros o trabajadores catalanes para integrarse, como clase, en la sociedad catalana. Este fenómeno ya lo conocemos por la experiencia de gran parte de la emigración española hacia Europa en los años sesenta donde, incluso, como en el caso de Suiza llegaron a constituir sindicatos propios españoles, pues la mayoría de ellos tenían una calificación profesional, motivo no menor por el que eran requeridos en esos países industrializados de Europa.

    Dadas estas circunstancias la hipótesis más plausible es que la identificación nacional es uno de los factores inductores para que los inmigrantes sudamericanos estén motivados para la adquisición de la lengua catalana. Esta hipótesis comporta explicar dos hechos previos: su identidad original, ¿impide, dificulta o facilita la identidad nacional catalana? y ¿qué esfera de la lengua facilita el uso social del catalán para estos inmigrantes? También incluiré en la hipótesis que la identidad nacional, aún siendo el principal factor no es el único e intentaré enumerar y analizar alguno de esos otros factores pues es evidente, como he aludido anteriormente, que la lengua catalana es usada por personas y estamentos con nula o escasa característica identidad catalana dentro de esa inmigración sudamericana.

Continuará con el documento nº 2.

  

Inmigración de procedencia subsahariana.

    La mayoría de ellos son francófonos en el sentido de provenir de las antiguas colonias francesas.

    En general el esfuerzo material que necesitan para ganarse la vida es superior al de otros inmigrantes, con lo que aumenta su motivación para practicar los elementos que ellos perciben como propios de la sociedad catalana en  la creencia que la integración les dará más posibilidades de sobrevivir y mejorar. La lengua, evidentemente, la perciben como un elemento casi decisivo en esa integración por lo que, salvo excepciones, la intentan aprender y usar con entusiasmo y que sus hijos escolarizados la aprendan con más provecho. Para estos inmigrantes el bilingüismo es usual pues lo conocen y practican en sus países de origen donde el francés en el ámbito popular comparte con las lenguas aborígenes. La facilidad lingüística de estas inmigración es proverbial y en términos generales igual o superior a los sudamericanos y chinos. Es frecuente que utilicen ya en la primera generación el francés, su lengua étnica, el castellano y el catalán en sus versiones orales. Además, a diferencia de los sudamericanos, magrebís, chinos o rumanos, no forman núcleos importantes donde sin utilizar el castellano o catalán puedan desarrollar vida social, como es el caso de los otros grupos inmigrantes, donde incluso pueden ganarse la vida entre ellos como es el caso de los magrebís en ciertas zonas de Catalunya o también, aunque menores por el momento, de los chinos.

Continuará con el documento nº 2.

  

Polémicas sobre la lengua catalana.

Sobre la lengua e identidad.

Algunas opiniones negacionistas.

    La más reciente es negar que el dominio de la lengua catalana sea exclusivo de la identidad catalana o viceversa. Son dominios yuxtapuestos con zonas libres de uno o el otro. Pero mientras que la lengua es posible medir con indicadores cuantificables y concretos, el dominio de la identidad tiene unos contornos difusos y elementos todavía no bien determinados conceptualmente. Con la técnica de la “representación social” para la identidad catalana quizás observaríamos que la lengua no forma de su núcleo duro o desborda ese núcleo y para una proporción apreciable de personas en Catalunya es de segundo orden en su práctica o bien lo practica corrientemente (por eso es importante la forma de “medir” el uso del catalán) y no tiene la identidad catalana. Si fuera así, como ocurre con el castellano o el inglés quizás el catalán progresaría. Con la teoría de sistemas, ¿podemos asegurar que la variación de la identidad como elemento del conjunto lengua, hace variar ésta?, y viceversa, ¿no podemos afirmar que la identidad catalana como conjunto o sistema engloba varios idiomas, es decir, que el elemento lengua contiene varios idiomas y no solamente el idioma catalán?

    Hay intentos de minimizar o incluso negar a la lengua catalana su función de factor indispensable de la identidad nacional catalana en la actualidad. Estos intentos vienen acompañados de la insistencia a considerar la lengua castellana también como un factor de la identidad nacional catalana actual. Esta consideración de situar a ambas lenguas en el mismo nivel y función parte de una teorización sobre la cultura, dimensión indiscutible de la identidad, dentro de la cual se situarían las dos lenguas. (Hay que recordar que Prat de la Riba consideraba la lengua catalana como la misma nacionalidad y que junto al Derecho catalán son los elementos básicos que constituyen la nación). La cultura es como un cajón de sastre y que junto con elementos puramente subjetivos se hallan otros elementos concretos como las lenguas pero que el conjunto, la cultura, tiene el carácter cambiante y adaptativo que la sociedad adopta según los tiempos y circunstancias. Así se habla de la cooficialidad, o de que hay naciones cuya lengua actual largamente mayoritaria no es la histórica como el caso de Escocia pero que eso no le impide expresar su identidad nacional u otras identidades nacionales cuya lengua es también las de otras identidades como el caso del Quebec o el de los países sudamericanos. Se sitúa como factor determinante de la lengua su función comunicativa entre las personas, es decir, se usa como argumento, como menos reductor, que lo sustantivo es el grupo de personas y no la lengua que utilizan para comunicarse; la lengua ha dejado de ser un sistema simbólico que expresa e interpreta una forma especial y propia los valores de y para una sociedad y que permite la percepción social de la realidad diferente y diversa. Así es fácil legitimar un sistema político autonómico que considera que los dos idiomas, catalán y castellano tienen el mismo estatus y función.

    Yendo más lejos en la reflexión en el caso de Escocia, a partir del supuesto que la dimensión identitaria básica para el desarrollo de la reivindicación nacional moderna nace con la formación del estado-nación podríamos deducir que fue compuesta por la burguesía escocesa hablando inglés. Suponiendo este hecho en Catalunya, es decir, la aspiración de la burguesía catalana al estado catalán, máxime que la revolución industrial tuvo lugar en Catalunya antes que en el resto de España, podemos deducir que al ser la lengua catalana la propia de esta burguesía es la lengua catalana la única constitutiva de la identidad…., en el momento en que cristaliza y se manifiesta la reivindicación nacional y en función de la clase social. Se deduce, pues, que a medida que a esa reivindicación se añaden otras clases populares y adquiere el carácter interclase, obsesión de los independentistas, aportan sus lenguas propias compartiendo con la lengua catalana el carácter identitario.

    Otro argumento para maximizar el uso de la lengua castellana invadiendo el espacio de la identidad catalana y minimizando el uso del catalán entre la población catalana, es la teorización sobre la dimensión o condición “ciudadana” para lo cual se utiliza la falacia retórica de que lo más amplio y universal es de rango superior. Así la lengua pasa a ser un elemento diverso dentro de esa dimensión superior de la ciudadanía y sirve esencialmente para comunicarnos, lo que en la práctica resulta la práctica eliminación del uso de las lenguas minoritarias o la justificación para restringir su uso, a favor de las lenguas, pocas, de las identidades dominantes o dominadoras. (Es una falacia limitar la función de la lengua a solamente como “comunicación”. El colonialismo (español, francés, inglés) hizo de la lengua una de sus más potentes armas de dominación, especialmente entre las élites)

 Continuará con el documento nº 2.