LOS CONDICIONANTES DE LA MEMORIA EN EL RESISTENTE ANTIFRANQUISTA

Julia Froilán

    

La memoria tiene grandes condicionantes, comenzando por las características psicológicas de los resistentes antifranquistes y de las situaciones excepcionales que vivieron. Tenemos que distinguir si los relatos son en primera persona o relatos de relatos o interpretaciones de los hechos bajo el rasero de los esquemas ideológicos. Si la memoria tiene tanta importancia es absolutamente necesario descubrir el subjectivismo y la fabulación. Algunos casos de impostura de los que se han podido descubrir nos obligan a extremar precauciones y a ser muy rigurosos en los análisis históricos.

 

Conceptos básicos utilizados
La memoria

Los sucesos externos se representan en un código mental interno. Es una red semántica asociativa con procesos de activación que son los recuerdos.

EsquemasAtribuciones
Interpretación de los hechos
TiposFormato
EpisodicaSistema de almacenamiento de informaciones fechadas, hechos o episodios.ProposicionalPara la comunicación y transmisión de información, ligadas al lenguaje.
SemánticaNecesaria para la producción lingüística de palabras, símbolos, etc.

Representación de imagenes: Percepción visual.
AutográficaPara acontecimientos complejos, de uno mismo, con información sensorial y reflexiva.Representación de acciones: Ligadas a la ejecución.
Estructuras organizadas e inconscientes que influyen en todas las fases del procesamiento de información: codificación, archivo, recuperación, juicios y decisiones.
Atribución interna relativa
Atribución externe

 

 

También hay distintos formatos de memoria que se corresponden con las formas más globales de aprehensión de la realidad. Podemos distinguir tres.
a) Las representaciones proposicionales que muestran las estructuras características  del lenguaje y su función principal está en la comunicación y transmisión de la información.
b) Las representaciones de imágenes que muestran la percepción visual.
c) Las representaciones ligadas a la ejecución de las acciones; son especialmente relevantes cuando se es protagonista.
Las formas de representación más estudiadas son, evidentemente, las ligadas al lenguaje pero las representaciones de imágenes despiertan tienen un gran interés.

Los esquemas son paquetes de información que sirven para crear representaciones.  Son estructuras tanto de conocimiento como de actuación. Van a servir en la comprensión del episodio, en como se guardan en la memoria, en como se va a recordar, en como se va a juzgar la situación o las persones y en como se va a actuar. Los esquemas tienen importancia igualmente para el testigo que para el historiador o archivista que recoge, interpreta y archiva la memoria. Naturalmente la técnica para tratar la información es distinta para uno u otro, debe tener formas adecuadas de paliar el efecto del esquema en lo posible o señalarlo como tal destacando sus efectos distorsionadores.
Un aspecto importante de esos esquemas en la interpretación de los hechos es la teoría de la atribución que responde a criterios teóricos bien establecidos por la teoría. Veamos, cuando se hace una interpretación directa de los hechos o implícita dentro del relato descriptivo y nos remitimos a las causas, se toma una posición de atribución implícita o explícita. Por ejemplo, la guerra la perdimos porque cometimos errores, porque nos peleamos, los comunistas tuvieron la culpa o los anarquistas, hacemos una atribución implícita relativa en el caso de que atribuyamos la causa al bando republicano pero no a nuestro grupo o creencia y sería absolutamente atribución interna si la atribuimos a nuestros propios errores como grupo o ideología. La atribución externa es cuando la culpa la tiene el bando rebelde, los alemanes, los italianos. De hecho, en muchas ocasiones vienen mezcladas las atribuciones pero siempre con un mayor peso en un sentido o en otro dependiendo del carácter del relator o del protagonista que lo explica. Esto es básico para entender, también las diferentes escuelas de historiadores. Por ejemplo, los historiadores franquistas, tanto antes como actualmente, casi todos o todos adoptan una actitud de atribución interna puesto que ganaron la guerra ellos solos y lo tuvieron fue ayuda y solamente ayuda. En cambio en los historiadores republicanos es mayoría aunque mucho menos marcado que en los historiadores franquistas la atribución interna. Perdimos la guerra por nuestra culpa, aunque los hay, bastantes, que afirman que fue de atribución externa, la ganaron los alemanes y los italianos. Sería interesante ver en que épocas esta atribución tiene más peso en un sentido o en otro.

 

Factores relevantes considerados
El tiempoLas situacionesAcción de la resistencia
Reactiva y/o proactiva, es decir, como reacción a un estado policia, represor y usurpador y/o como búsqueda a un cambio de sociedad

- El factor más importante.

- Ritmo que los acontecimientos crean en la persona.

- Épocas intensas de acontecimientos con un recorrido rápido.

- Épocas anodinas sin acontecimientos relevantes.

- Conjunto de valores, creencias, costumbres, conocimientos sociales ligados al momento histórico o época.

- Las situaciones, subordinadas al tiempo, condicionan especialmente la interpretación de los hechos.

Periodo 1939/1951: Mayoritariamente reactiva pues busca la restitución de la República.
Periodo 1957/1977: Mayoritariamente proactiva con la incorporación de nuevas generaciones que no han vivido la guerra civil. Buscan un nuevo Estado democrático.

 

  

El factor más importante y decisivo es el transcurso del tiempo. Observación aparentemente obvia pero que estamos obligados a profundizar y pormenorizar mucho más. El tiempo es la estructura que procura materialidad a dos aspectos absolutamente decisivos y que son: la memoria y la situación. La memoria como mecanismo de recrear una realidad o experiencia y la situación como traductora de esa realidad recreada al momento en que utilizamos ese recuerdo.

Ese tiempo no es una entidad astronómica, regular, sino con el ritmo que los acontecimientos vividos crean en el individuo. Épocas intensas con un transcurrir del tiempo rápido y épocas anodinas sin acontecimientos relevantes. Desde el punto de vista de la memoria ese tiempo con emociones, vivencias importantes, crea huellas más profundas. Pero una historia basada primordialmente en la memoria de sus protagonistas tiene muchas posibilidades de caer en el subjetivismo, es decir, que los aspectos y periodos que el protagonista señala son aquellos que le han procurado a él una mayor carga emocional.

A su vez el tiempo crea el cambio en las situaciones. O dicho de otra manera, las situaciones con sus cambios son las que indican el paso del tiempo. Necesariamente la situación cuando se produjo el hecho no es la misma que cuando se intenta recrear recordando que es otra muy diferente. Un ejemplo muy claro lo tenemos en los valores pues cada época tiene los suyos. Aunque haya los valores considerados universales la situación los modela y cualifica. En consecuencia la interpretación que hacemos del relato del acontecimiento histórico responde a los valores del momento o situación actual.

 

A partir de estas nociones básicas podemos iniciar mejor la comprensión de la memoria de la resistencia antifranquista que intentamos recoger actualmente. A efectes de la acción represora podemos distinguir los que hayan sufrido esa acción represora directa y personalmente en forma de detención o prisión de los que no hayan sufrido la acción represora directa y personalmente. Naturalmente desde el punto de vista de la credibilidad en el testimonio son más fiables los primeros pero no significa más importancia en el testimonio, a menos que se trate de la represión personal.

Es difícil establecer una tipología de los resistentes. Se puede hacer desde la perspectiva de los móviles ideológicos del resistente o también según la peligrosidad respecto a la represión u otras. En estos apuntes propongo la tipología que me parece más adecuada en función de la influencia de la memoria y de los esquemas marcados por la situación histórica. Esta tipología está basada en las diferentes etapas de la Dictadura pues en el transcurso del tiempa ha ido variando su modelo político represivo, no en las instituciones represivas, ni en brutalidad ni arbitrariedad, sino en el grado de aplicación y selección. Por ejemplo, los resistentes religiosos católicos y represaliados no surgieron hasta el alejamiento de sectores de la Iglesia respecto al régimen y especialmente después del Concilio Vaticano o la especial dureza de la represión y años de condena para los comunistas.

La acción de la resistencia, básicamente, era reactiva y/o proactiva, es decir, como reacción a un estado policía, represor y usurpador y/o como búsqueda de un cambio de sociedad, aunque  en no pocas ocasiones una cosa implica la otra.  Por ejemplo, huelguista como consecuencia de reivindicaciones salariales o de condiciones de trabajo y estudiante encuadrado en una organización socialista revolucionaria. También el huelguista puede formar parte de un partido revolucionario y el estudiante reivindicar un sindicalismo estudiantil.

  
   A su vez la resistencia estaba mediatizada por la evolución del propio régimen, factor importante dado la considerable duración de la dictadura.

Siguiendo esta lógica, en líneas generales, la resistencia durante el periodo 1939/51 es mayoritariamente reactiva pues busca la restitución de la República y los derechos que ella amparaba. Durante el periodo 1952/55 la resistencia se agota y es prácticamente nula aparte de acciones individuales o poco relevantes y desconocidas. En cambio el periodo 1956/75 es proactivo con la incorporación a la resistencia de las nuevas generaciones que no han vivido la guerra civil y la aniquilación o neutralización de los anteriores resistentes y que buscan un nuevo estado democrático y con la esperanza de que sea socialista o comunista.

 

Resistente: persona que ha realizado tareas dentro de organizaciones antifranquistas o realizar acciones antifranquistas y susceptibles de sanción represora, para dar fin u oponerse a la dictadura.
Esbozos de perfiles de los resistentes durante el franquismo.
Periodo 1939/55Periodo 1956/72Periodo 1973/77

 Resistentes de organitzaciones o movimientos provenientes de la Guerra Civil o del Exilio.

Reactivos con la intencionalidad de recuperar las instituciones republicanas

Sufren represión de liquidación y exterminio. Jurisdicción militar.

Defraudados por el soporte internacional a Franco.

Actitud al finalizar el període: vencidos, conformistas o exiliados.

Resistentes de las nuevas generaciones que no han conocido la Guerra Civil y que forman nuevas organizaciones o movimientos antifranquistas o ingresan en aquellas históricas con profunda renovación orgánica e ideológica. Esencialmente obreros y estudiantes.

Proactivos con la intencionalidad de cambio social, económico y político, reactivos ante la acción rerpresiva.

Sufren represión de terror o disuasión. Jurisdicción militar hasta 1963 y el TOP hasta el fin de la dictadura.

Defraudados con la transición.

Actitud al finalizar el periodo: victoriosos sobre la dictadura, reincidentes y rebeldes.

Resistentes o liquidadores de la dictadura. De todas las organizaciones y movimientos democráticos.

Proactivos ante la inminente caida de la dictadura con la intencionalidad de cambio político y democrático.

Sufren represión de contención y acomodación con excepciones. El TOP.

Actitud al finalizar el periodo: victoriosos y beneficiarios de la liquidación de la dictadura.

 

 

El aparato represor, leyes y acción policial y militar en primer plano pero también infinidad de mecanismos sociales, ciudadanos y morales (con el Sindicato vertical, porteros, serenos, vigilantes, alcaldes de barrio, sacerdotes, etc.) citando solamente aquellos capaces de actuar físicamente con funciones represoras, fue variando al unísono con la evolución del régimen, aumentando o disminuyendo y de manera selectiva sin cesar un instante e incluso sobreviviendo dos años al dictador.

 En el terreno de la individualidad hay que tener en cuenta el afán de protagonismo que el resistente quiere tener o se cree en el derecho de tenerlo en la sociedad actual pero con los méritos de épocas pasadas. Muchas veces es como una revancha o frustración por lo poco que ha hecho después de esa época. Es frecuente en personas que han sufrido represión en el periodo inmediatamente posterior a la Guerra civil y que se han pasado la mayor parte del franquismo en hivernación. Aunque depende en gran parte del carácter de la persona se establece una especie de proporción inversa en el énfasis del relato que la persona hace de su experiencia: a más tiempo en hivernación mayor es el mérito en su relato, es decir, a menos lucha, en espacio de tiempo, más importancia se da en su relato al tiempo que enfatiza el periodo en que tuvo lugar su actuación siempre buscando, como protagonista o partícipe, ser testimonio de hechos de cambio o hitos históricos. Es curioso observar como, por ejemplo, la enorme cantidad de fundadores de CCOO surgidos de los relatos cuando, objetivamente, fueron relativamente poco numerosos y circunscritos a determinadas empresas. También aparecen numerosos voluntarios de las milicias antifascistas en el 36 o clandestinos sindicalistas anarquistas en el decenio de los 40 e incluso guerrilleros que, si seguimos los relatos, no tenían más allá de los 12 años cuando luchaban en el maquis o que teniendo la propiedad de la ubicuidad luchaban en varios lugares a la vez.

  

Pero de todo esto hablamos a través, no de las fuentes, sino de los investigadores que han recogido esos relatos para documentar sus hipótesis sobre nuestra historia. De forma aplastante mayoritaria han sido los historiadores esos investigadores. Lo han hecho de dos maneras principalmente: mediante la historia oral y mediante los documentos de los resistentes (memorias, octavillas, boletines, etc.). En líneas generales esas fuentes han sido recogidas de forma, por decir algo, francamente deficiente y han dado lugar a errores de bulto en el relato historiográfico cuando no en la interpretación de esos hechos. Se ha tardado mucho en recoger con metodología adecuada esos relatos con lo que la gente ha ido desapareciendo sin dejar rastro, nunca mejor dicho, pero también porque a medida que transcurre el tiempo la situación cambia más y por lo tanto la interpretación (destinada a nuestras generaciones) de esos hechos se hará con criterios y valores propios de esa situación tan alejada de la original.

Aquí falta disponer de teorías con prácticas contrastadas que objectivaran las interpretaciones. La teoría de la recepción con la distinción entre lector implícito y lector histórico podría servir para este objectivo.

Entre los historiadores e intelectuales dedicados a la MH podemos señalar esfuerzos de tipo individual o colectivo. Entre los esfuerzos colectivos, fuera de las intenciones partidistas o ideológicas, se observan, en sentido amplio, dos grandes vertientes: la de los historiadores que quieren darle un sentido inmanente a su investigación histórica, no solo explicar la historia sino intentar comprenderla o interpretarla, por ejemplo, aunque ya no está de moda, la historia desde el análisis marxista, el materialismo histórico o desde la perspectiva estructural. Son aquellos que intentan encontrar leyes o reglas implícitas al devenir histórico y en consecuencia trasladar al presente las experiencias del pasado. Eso se nota cuando emplea expresiones como la “memoria colectiva” “valores”, es decir, siempre intenta encontrar conclusiones que se desprenden del análisis histórico y que sean perfectamente válidos para una interpretación de la realidad, del presente, incluso del futuro, una especie de neomarxismo o neoestructuralismo. Dentro de esta vertiente esto sería un aspecto, otro aspecto son los políticos que utilizan la MH para colocar al franquismo como una anomalía, como una agresión a la evolución democrática de la sociedad. La estructura de la evolución democrática de la sociedad sería el Estado de derecho, el Estado típico de las tres columnas: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, como la forma más redonda de Estado democrático y en el cual el pueblo se expresa y es dueño de sus decisiones. Esos políticos intentan con la MH desligitimar el bando vencedor de la Guerra Civil, porque, evidentemente se legitima el Estado político democrático actual y por tanto el franquismo fue una anomalía histórica que hay que condenar en nombre de esa visión del Estado democrático natural.

La segunda vertiente son los intelectuales en sentido genérico, aquellos que intentan reflexionar, pensar, comprender la sociedad, los movimientos sociales y políticos. A éstos intentamos verlos como grupo, como colectivo, como escuela, cuando, de hecho, como intelectuales son individualistas, por definición. Un intelectual elabora a partir de la diversidad, a partir de la diferencia, aporta, crea, intenta ser diferente para aportar. Como ejemplo de este complejo grupo de intelectualidad podemos señalar dos casos. Uno es el último número de la revista del Colegio de Licenciados de Catalunya que está dedicado a la MH y el número 28 de Idees que está auspiciada por la Generalitat, que pertenece a una colección dedicada a los intelectuales, también está dedicada a la MH.

 

 

La transmissión
El relato o narración
Secuencia de la transmisión y recogida
- Cuando es protagonista o testimonio
- Cuando no es protagonista ni testimonio.
- Normalmente en el relato intervienen el elemento descriptivo y el elemento interpretativo.
- Los esquemas actuan fuertemente sobre el elemento interpretativo.
- Tendencia a la exageración: subjectivismo, egocentrismo, fabulación.
- Tendencia al minimalismo: victivismo, culpabilización, inhibición.
Fase a: Suceden los hechos. Son observados, en el mejor de los casos directamente por protagonistas o testimonios.
Fase b: A menos que haya una recogida de datos electrónica (y eso es reciente en la historia) la recogida documental se hace tiempo después de sucedido. Ya tenemos dos descripciones posibles de los hechos: la que se produce realmente y la que se recoge de primera mano.
Fase c: Se conserva en forma documental y escrita bajo normas (periodísticas, policiales, notariales, etc.), todas ellas bajo esquemas foráneos o artificiales a los hechos, esto en el mejor de los casos, en el peor queda en la memoria de estos testimonios o de sus sucesores.
Fase d: Segons la oportunidad o moda o necesidad social o política son recuperados y reinterpretados cuando no modificados textualmente y en la mayoría de los casos amputados y reducidos.

 

 

Hay que distinguir en el relato dos aspectos. El primero es cuando se refiere a hechos autobiográficos en los que él es protagonista o testigo y el otro aspecto es cuando explica hechos en que no es ni protagonista ni testigo. Esos serían los aspectos descriptivos, asimismo, hay que ver el aspecto interpretativo de los hechos que también se dividen en dos: interpreta los hechos en los que ha intervenido como protagonista o como testigo y el otro interpreta hechos en los no ha intervenido ni como protagonista ni como testigo. Normalmente en el relato intervienen secuencialmente (los dos elementos: explico los hechos y los interpreto), pero el historiador cuando los recoge debe separarlos cuidadosamente puesto que la interpretación depende de los esquemas cognitivos o de valores que posee el individuo y como hemos visto anteriormente estos esquemas varían según la situación y ésta a su vez según el tiempo. En resumen, el acercamiento a la representación de los hechos es más fiel en la descripción que en la interpretación.

Porque se fabula. De hecho cuando una persona explique o relate es necesario que este relato sea congruente, sea una historia. Hay un encadenamiento de causa a efecto, es decir, que la historia tenga un argumento. Si hay roturas en el argumento, es decir, que hay un efecto sin causa entonces fabula, inventa, miente. Otra razón de fabulación es su protagonismo que puede ser afirmativo o negativo. Afirmativo es cuando su actuación fue o la hace decisiva, la hace patente. Negativo cuando la hace desaparecer, no estuvo, no hizo nada; evidentemente porque no quiere responsabilizarse o asociar su presencia en el desarrollo de los hechos. Cuando he afirmado que hay que distinguir entre si se ha estado o no presente como protagonista o como testigo en un acontecimiento, en el caso de no haber estado, hay que ver que fuentes ha tenido en ese acontecimiento. Nos tenemos que remitir a la veracidad o a la comprobación que se ha hecho de las fuentes, por ejemplo si las fuentes son una persona que haya asistido a esos hechos es más fiable que si lo ha leído. De todas maneras si las fuentes han estado sometidas a la memoria normativa o proposicional, es decir, a la memoria que tiene ya esquemas de interpretación establecidos, esos esquemas dependen de la situación y tiempo. Insisto distinguir las fuentes, si son directas porque son bien de protagonistas o bien de testigos o de fuentes documentales o de interpretación o de libros. En ambos casos pero especialmente en el segundo están bajo el filtro de unos esquemas establecidos.

 

Se colocan en libros de historia, manuales, efemérides, incluso calendarios y en todo caso son instrumento de análisis para teorías, programas, etc., pero no del momento en que se produjeron estos hechos sino en el momento en que se recuperan. Esto es importante porque la historia siempre ha sido una materia estratégica y profundamente ideológica, no los hechos en si sino la ciencia histórica.

¿Cuál es, pues, la misión o la incidencia más efectiva del archivista en este proceso? A menos que se de el caso muy improbable que el archivista se halle en lugar de los hechos y tenga todos los medios para grabar y recoger en su integridad la descripción de los mismos (eso es obra del periodista que cada vez más debe dotarse de los medios y metodologías de los archivistas) el momento sería recoger y fijar la descripción en la fase b, cosa que normalmente deberían o intentan hacer los historiadores que hacen investigación o dedicados a la historia social. Normalmente el archivista cita el origen y fuentes del documento que archiva y poco más en el sentido de ser fiel con el hecho original, en la fase c. Eso es totalmente y absolutamente insuficiente, no solamente el no acercarse, mediante un proceso de deconstrucción al elemento original sino que, por la práctica actual, lo que se transmite más fielmente son los errores y tergiversaciones de los hechos producidos, en gran parte, en la fase d, pero no solamente.