LAS CAUSAS O ARGUMENTOS
ESGRIMIDOS PARA EL OLVIDO.
Tomás Chicharro
Podemos
estar gravemente equivocados si creemos que la necesidad de la recuperación de
la memoria histórica es compartida por la inmensa mayoría de la población
actual española, ni tan siquiera en Cataluña. Es extraordinario que nunca se
haya hecho una encuesta con esta simple pregunta, aunque fuera en las encuestas
de opinión pública. En cambio los gobiernos actuales actúan con iniciativas en
el sentido de interpretar que la opinión pública lo reclama. También es verdad
que los proyectos en este sentido difieren bastante entre el gobierno catalán y
el estatal. A fuerza de polemizar sobre el concepto de Memoria toma
importancia semántica su antónimo: “olvido” o “desmemoria” que, sospecho, tiene
tanta importancia sociológica y política como la memoria. Afortunadamente no
hay ley defendiendo el olvido pero es como si existiera, escondida o disfrazada
como si fuera una especie de currículum oculto de la pedagogía social.
A continuación intentaré hacer una
relación de las principales causes o argumentos esgrimidos desde diversos
campos y que intentan explicar las actitudes proclives al olvido o desmemoria.
Las divido en dos clases: las perversas y las comprensivas. Las perversas son
las causas o argumentos que expliquen los intentos de los que desean que la
sociedad actual olvide. Las comprensivas son las causas o argumentos que
directa o indirectamente explican las actitudes de la población que sin
relación con los intereses de los herederos del franquismo o del llamado
“franquismo sociológico”, piensa que el olvido es lo que conviene.
Causas o argumentos perversos:
- Participaron o fueron cómplices de
la dictadura y algunos de ellos ocuparon puestos de relevancia política durante
la transición y después.
- Profesan ideologías fascistas o
autoritarias de derechas.
- Participaron en la represión, desde
la violenta hasta la simplemente patronal, académica, cultural, religiosa;
desgraciadamente en 1977 fueron destruidos los ficheros de los colaboradores,
desde los asesinos de la Falange hasta los confidentes.
- Antiguos miembros de instituciones
que formaron parte constitutiva de la dictadura: Ejército, Movimiento, Cuerpos
de Seguridad, Iglesia.
- Con la «Ley de Responsabilidades
Políticas” de febrero de 1939 se “legitimó” el pillaje de propiedades y bienes
de los republicanos o simplemente “desafectos”. Se les confiscaba los bienes y
se subastaban. Muchas fortunas actuales provienen de esa época y de la
corrupción i ladronicio posterior que el régimen propició. La memoria podría
sacar a la luz esos hechos y la justicia obligar a restituir los bienes y
propiedades.
- Es evidente que el pacto de
silencio, olvido o desmemoria fue impuesto por los herederos del franquismo o
de los que beneficiaron de las ventajas de la dictadura para continuar
teniendo la hegemonía en las condiciones económicas y sociales. Simplemente,
una ley de la Memoria con el reconocimiento de las víctimas del franquismo
llevaría a la exigencia de responsabilidades. Era necesario, pues, que una de
las condiciones o regla de juego aceptada en la transición fuera el olvido y
así fue, aceptado y asumido por los demócratas.
- El mantenimiento de la simbología
franquista es muy importante y se ve amenazada por la Memoria pues mostraría su
auténtica dimensión y significado: la de los vencedores de una atroz guerra
civil provocada por los rebelados contra la República y especialmente la de
valores de intolerancia, fanatismo religioso y militarismo, extraños y ajenos a
la sociedad actual española. Mantenerlos sigue dando la falsa impresión de
normalidad y consubstancionalidad social. Un ejemplo es el “Valle de los
Caídos” o los nombres de calles y plazas.
Causas o argumentos comprensivos:
- La larga duración de la dictadura
fue atenuando el recuerdo de la época de represión más dura y asesina.
- El miedo todavía es muy fuerte y se
ha transmitido de generación en generación.
- Intereses electorales. El
antecedente lo tenemos en el pacto de silencio en las primeras elecciones
democráticas aceptando las reglas de juego de la reforma política.
- Falta de protagonismo en la lucha
antifranquista.
- Durante la Transición fue necesario
el olvido de un pasado demasiado conflictivo para no poner en peligro la
estabilidad política de un régimen constitucional todavía frágil y esta actitud
todavía persiste en gran parte de la opinión. No hay que olvidar que el 23-F
vino a reforzar esos temores.
- Vivimos en una sociedad y tiempo en
que los cambios de todo tipo se suceden aceleradamente y en estas condiciones
ese cambio acelerado nos obliga al olvido.
- Media España quedó en poder de los
sublevados ya en el primer momento y a medida que transcurría la guerra iban
ocupando terreno. Excepto en la zona centro con Madrid, Valencia y Cataluña que
no lo fueron hasta el final, el ejército de los sublevados se nutrió de los
jóvenes españoles de toda esa España. Se calcula que murieron 400.000 personas
durante los tres años que duró la guerra, muchas de ellas soldados de ese
ejército sublevado. Prácticamente todas las familias de esa gran zona tuvieron
algún combatiente en el llamado Ejército Nacional, es decir, fueron soldados
victoriosos los que sobrevivieron y agasajados como mártires los que murieron
en la refriega, forzados la mayoría, seguramente, como también lo fueron en la
zona republicana. Hablar de la Guerra Civil no es sinónimo de derrota o pérdida
de soberanía para la mayoría de la población. En consecuencia dejemos la Guerra
Civil en paz que por ahí solo encontraremos otra confrontación. Después ya fue
otra cuestión pues la dictadura se abatió sobre todo el territorio y sobre todo
el pueblo sin distinción.
- Hay la impresión que los que
perdieron la Guerra y con ella las libertades las recuperaron con la
Transición. Los vencidos de entonces son los vencedores de ahora. Hay
democracia y libertad y no dictadura, el estado es laico, la Iglesia católica
ya no tiene el poder educativo y moral, tenemos Estatuto y ya no existe una
España centralista. Somos, pues, lo que fuimos durante la República e
indudablemente mejor. El resucitar las dos España con la memoria solamente nos
puede perjudicar y dar beligerancia a los nostálgicos del franquismo.
- Ciertos partidos y movimientos
también tienen responsabilidades históricas pendientes que más vale olvidar.
Esencialmente se trata de la represión en el campo republicano y en la
fidelidad de algunos de ellos a ideologías totalitarias y antidemocráticas.
- Para una parte de la opinión
española influida por el Partido Popular, pero lejos de la derecha radical y
comprometida en el desarrollo democrático de España, la memoria es, entre otras
cosas, el ensalzamiento o mitificación del independentismo catalán y vasco dado
el papel relevante que tuvieron durante la República y según la versión de la
derecha tradicional española una de las razones del Alzamiento Nacional.
- La diversidad y el pluralismo
político es considerado hoy día, por una mayoría de la opinión pública, como un
avance democrático y que en muchos ámbitos políticos permite la gobernabilidad
e impide el monopolio de un partido. La memoria puede perjudicar esa
consideración resucitando viejas diferencias y peleas.
- Otro aspecto es que el olvido es
selectivo. Hay periodos en que se habla y otros mucho menos o nada. Hay una
teoría que intenta explicar esto. Hay una relación entre la clase dirigente
política y económica con la recuperación de la Memoria. Actualmente la clase
dirigente proviene de la época del tardo franquismo, en consecuencia, podemos
hablar de la República, Guerra Civil hasta los años 50, pero silencio para la etapa
en que van fueron protagonistas por activa o pasiva. En la clase dirigente
anterior, hace veinte años, silencio sobre la Guerra Civil. Siguiendo el
razonamiento, tendremos que esperar a la próxima clase dirigente para conocer a
fondo lo sucedido durante el tardo franquismo.