La Encuesta sobre la Memoria Histórica de la Lucha antifranquista.

 

Cuando queremos determinar el contenido y la finalidad de la recuperación de la memoria histórica y democrática del periodo franquista el primer problema en que nos encontramos es la definición de ésta. ¿Se trata de un tipo de objeto o artefacto institucional o de un concepto abstracto o de un recuerdo colectivo o de un tema de historiadores o, de qué?        

Ante la perplejidad de no saber responder exactamente, al menos hay dos cuestiones en que parece que estamos razonablemente seguros: primeramente que la memoria histórica está en la cabeza, en los sentimientos, es decir, en la experiencia de los que vivieron aquella época y especialmente de los que sufrieron y lucharon contra el franquismo y la segunda es que todavía conservamos documentos, testimonios de los que ya no están entre nosotros, es decir, pruebas dispersas o ya recogidas y otras que esperan ser desenterradas o descubiertas.

Creemos saber, pues, donde podemos encontrar la memoria histórica, donde está escondida, camuflada, donde se ha podido preservar de la destrucción por parte, primero del franquismo y, también, es de justicia reconocerlo, del pacto de silencio y olvido de la transición y de un largo periodo posterior, con gobiernos de centro, derecha y de izquierda, que de esto no se salva nadie, excepto de los que piensan que no olvidar significa no solamente no repetir sino, también, que permanecen abiertas las heridas que los franquistas, sus aliados y cómplices causaron a los derechos fundamentales de las personas y de los pueblos y que no prescriben y que hay que pasar la lección y los deberes a las generaciones cercanas para que, como mínimo, nuestra experiencia los sirva para luchar por sus derechos individuales y colectivos. Muchos de nosotros pensamos, como Brecht, que el vientre de la bestia todavía es fecundo y que los cuatro jinetes de la Apocalipsis todavía cabalgan por el mundo.

En este afán en la búsqueda de la memoria histórica, la Asociación ha comenzado una encuesta entre todos los afiliados y de acuerdo con todas las Asociaciones firmantes de la Declaración de la Hospitalet. Todos estamos de acuerdo en que es absolutamente necesario conservar y proyectar a las generaciones futuras los valores y la experiencia de nuestra lucha por la libertad. La encuesta cuenta con tres partes. Vemos la primera.

 

Primera parte de la encuesta.

 

Nosotros pertenecemos a unas generaciones que han conocido y luchado contra la dictadura. En consecuencia somos como las antenas que las generaciones actuales tienen para ver y comprender un pasado de peligros para la libertad y la forma que luchamos contra la tiranía y por la democracia. Esta experiencia es inapreciable y hay que conservar como una lección por el futuro. Nuestras actitudes y sentimientos en la lucha antifranquista y universal en su sentido de lucha por la libertad, la valoración de su importancia, de su utilidad y eficacia, de su alcance y solidaridad, de la esperanza en un mundo mejor que nunca nos abandonó, dan a la sociedad actual una información muy valiosa.

La represión tan fuerte, creciendo, larga y constando, a la medida de la importancia de nuestra lucha, tan injusta e inhumana, fuerte y dura, fue eficaz y útil para la dictadura puesto que consiguió mantener al régimen franquista en el poder. Es indudable su poder paralizante, insoportable pero no consiguió vencer, aniquilarnos, bien al contrario, las fuerzas democráticas en lucha por la libertad, nosotros, íbamos creciendo, fortaleciéndonos, a pesar de la abundante y activa represión hasta llegar a la salida de la dictadura con un régimen democrático. Seguramente el resultado no fue tan satisfactorio como las esperanzas de nuestra lucha y los ideales que la impulsábamos se merecían pero aquel espíritu de lucha nuestra, indestructible, que hizo sobrevivir a nuestra sociedad, es un legado imprescindible. Estos dos aspectos del franquismo, lucha y represión, las dos caras de la moneda, son el estigma y el honor de nuestra vida, el distintivo de nuestra generación, irrepetible e indispensable antídoto contra las posibles tiranías y dictaduras del futuro.

Pero los años han pasado y el recuerdo aunque fuerte y abundando quizás se va volviendo un poco incierto, lejano, difuso, incluso engañoso, pero siempre sin perder la amargura, dolor y angustia heredados de la represión. Aun así es un recuerdo profundo, pleno de esperanza, importante, y a pesar de todo no vengativo pero necesario para transmitir a las nuevas generaciones el mensaje positivo y útil de la lucha antifranquista.

El Memorial será el resultado de combinar este recuerdo, portador de las esencias de ideales por la defensa de las libertades y por un mundo mejor y del precio que pagamos en forma de represión, con la proyección hacia las nuevas generaciones, con el lenguaje adecuado, expectativas y necesidades actuales, de estos valores que los ayudarán a defender y ampliar las libertades. Así, insistir en los aspectos de compromiso, solidaridad, justicia, fundamentales en una democracia avanzada y de progreso, pero sin esconder la dureza y amargura que puede representar la lucha tal como fue para nosotros.

 

Segunda parte.

 

La segunda parte de la encuesta pretende poner a cuerpo descubierto los elementos constitutivos del franquismo, su núcleo duro. Son aquellos elementos e instituciones que a lo largo de la vida del dictador hicieron piña para constituir su régimen en los principales aspectos, represivos, políticos, ideológicos, legislativos, etc. Algunos de ellos desaparecieron con la muerte del dictador y la caída de su régimen pero otros lo han sobrevivido y continúan siendo instituciones básicas, naturalmente, más o menos transformadas o adaptadas a la nueva situación. De todas ellas destacamos, por suficientes conocidas, el Ejército y la Iglesia Católica. La lista se hace larga y podemos añadir la Guardia Civil, el Centralismo, el antirrepublicanismo, entre otros. No hemos podido superar del todo el miedo, ni las consecuencias de la guerra civil como los asesinatos o el exilio o la impotencia ante la impunidad, al menos, jurídica de los responsables de aquellos hechos. De estas grandes instituciones tenemos que hacer un análisis más cuidadoso puesto que, por ejemplo, en el caso del Ejército, es muy diferente el Ejército africanista, el de la UME del de la UDM de antes de la guerra y en el momento de la rebelión o el Ejército fascista, monárquico, tradicionalista, de la Legión y africano, de la Legión Cóndor e italiano con el Ejército Popular, de las Milicias, de las Brigadas Internacionales en el curso de la guerra o el Ejército represor, franquista, auxiliar del ejército USA, corrupto, con las guerrillas o maquis. El mismo caso con la Iglesia Católica en la que tenemos que distinguir entre la jerarquía de la Cruzada, la Triunfante, la de la Censura y el monopolio de la enseñanza con los sacerdotes progresistas y los movimientos cristianos como la HOAC y la JOC. Es indiscutible que el Memorial tiene que contar con todos estos elementos.

 

Tercera parte.

 

Finalmente la tercera parte, mediante una serie de cuestiones abiertas, se recogen  varias opiniones y puntos de vista de nuestra gente. Especialmente, podremos hacer una recensión de los ideales (hoy en día decimos “valores”) que nos motivaron en nuestra lucha y que pensamos que tienen que tener las nuevas generaciones. De este modo veremos qué valores tienen una proyección en el mundo actual y que si no son todavía derechos vale la pena de luchar porque así sea, como es el caso de la protección de la naturaleza o de la sostenibilidad o al derecho a la información.          

 

                                   Verano de 2004  Tomás Chicharro Manero